Trabajar con familias me ha permitido sumergirme en un mundo complejo de relaciones, emociones y dinámicas que desempeñan un papel fundamental en la vida de las personas. A lo largo de mi carrera, he tenido el privilegio de presenciar transformaciones significativas y de ayudar a las familias a superar obstáculos.
Uno de los aspectos más gratificantes de mi trabajo ha sido la oportunidad de ayudar a las familias a comunicarse de manera más efectiva. La falta de comunicación abierta y saludable es a menudo la raíz de muchos conflictos familiares. He trabajado con padres e hijos para mejorar sus habilidades de comunicación, fomentando un ambiente donde todos se sientan escuchados y valorados.
También he tenido la oportunidad de ayudar a las familias a lidiar con situaciones de crisis, como la pérdida de un ser querido, la adicción o el divorcio. Estas situaciones pueden ser abrumadoras, y mi papel como psicóloga es ofrecer apoyo emocional y estrategias para enfrentar estas circunstancias difíciles.
La terapia familiar no se trata solo de resolver conflictos; a menudo implica fortalecer los lazos familiares y construir un sentido de unidad. He trabajado con familias para identificar sus valores y objetivos compartidos, lo que ha ayudado a fortalecer su conexión y resiliencia.
Por supuesto, también he encontrado desafíos en mi trabajo. A veces, las familias pueden resistirse al cambio, y es importante abordar estas resistencias con empatía y paciencia. Además, mantener un equilibrio saludable entre mi papel como profesional y mi compromiso personal con el bienestar de mis pacientes ha sido fundamental para garantizar un enfoque efectivo y ético.